Capriles vs Guaidó: la nueva grieta que sacude a la oposición venezolana

Capriles vs Guaidó: la nueva grieta que sacude a la oposición venezolana

“Divide y reinarás”. En este histórico y popular proverbio parece estar basándose la actual estrategia política del gobierno de Nicolás Maduro, como lo evidencian los últimos acontecimientos sucedidos en Venezuela.

Y es que la reaparición en escena del ex candidato presidencial Henrique Capriles, llamando a la participación en las elecciones parlamentarias auspiciadas por el gobierno y previstas para el 6 de diciembre, supone una fractura o quiebre al interior de la misma oposición venezolana, al suponer un claro desafío a la estrategia de boicot planteada por su actual líder, Juan Guaidó.

Y dicha disidencia no puede ser analizada y comprendida sin tomar en cuenta el contexto en que sucede: una serie de decisiones políticas tomadas previamente por el régimen chavista y que parecen haber precipitado los acontecimientos posteriores. Nos estamos refiriendo, particularmente, al indulto a más de 100 presos políticos y diputados perseguidos; la invitación a la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas a participar como observadores de los comicios venideros; y la decisión del Tribunal Supremo de dejar sin efecto el nombramiento de Luis Parra como máximo representante del partido político “Primero Justicia”, devolviendo el control del partido a sus principales dirigentes.

De esta manera, a través de pequeñas concesiones, Nicolás Maduro abría el juego político, generando espacios de diálogo y el acercamiento con un sector de la oposición más proclive a la negociación, y en consecuencia, provocando la división al interior del mismo bloque opositor. Esto viene a confirmar la habilidad política del oficialismo para resistir y sobrevivir a los embates de quienes buscan derrocarlo, y a su vez, la falta de consenso y unidad de la oposición con respecto al camino que debe seguirse para volver a retomar el poder.

Pero si bien las maniobras políticas del chavismo están detrás de esta fractura de las fuerzas opositoras, lo cierto es que este cisma (o crisis interna) también obedece a la falta de resultados y credibilidad que durante estos años ha caracterizado a la estrategia de Juan Guaidó para terminar con el gobierno revolucionario.

Es un hecho que, como titular de la Asamblea Nacional y autoproclamado presidente interino de Venezuela, aún sigue siendo un líder que cuenta con apoyo interno y con el  respaldo internacional de cerca de 60 países. Pero la falta de control de los elementos materiales del poder y de control interno, ha generado que su poder sea más simbólico que real, siendo considerado por el mismo Capriles como un “Gobierno de Internet”, que sólo ha logrado crear una estructura paralela en el exterior apoyada en los vínculos internacionales que ha sabido afianzar.

A este deterioro de su imagen también han contribuido los fallidos intentos de lograr por la fuerza los objetivos planteados, como lo fueron la fracasada insurrección militar del 30 de abril de 2019, o bien, la frustrada “Operación Gedeón” – incursión paramilitar realizada en mayo de este año -.

Pero hay otro factor que no debe soslayarse a la hora de comprender la desavenencia entre dos de los líderes más importantes de la oposición: el personalismo político. La realidad es que si bien hoy Guaidó es quien cuenta con la legitimidad y el apoyo para conducir a la oposición, los celos y recelos entre sus principales figuras políticas nunca han desaparecido. Así quedó evidenciado recientemente con la confusión que se ha generado a partir de una supuesta reivindicación por parte de Capriles del hecho de que el gobierno venezolano haya indultado a presos y perseguidos políticos, algo que no fue bien visto por parte del titular de la Asamblea Nacional.

Y es que más allá de que todos compartan una misma causa y aleguen defender al pueblo venezolano, lo cierto es que existen intereses políticos, económicos y personales que también juegan un rol importante. Además, aquel que logre finalmente terminar con el chavismo en Venezuela – que ya lleva dos décadas gobernando – seguramente pasará a ocupar un lugar muy importante en la historia del país caribeño.

En suma, lo que Capriles ahora representa con esta decisión – habiendo sido antes un acérrimo opositor – es la vuelta de la política en la oposición, de los acuerdos y las negociaciones para encontrar una salida a la crisis venezolana. Así, se convierte en una nueva apuesta a la vía democrática – esta vez con la observación electoral de la ONU y la UE – frente a una opción que hasta el momento, actuando al margen de la política, no ha logrado cambiar la vida de los venezolanos, sino que por el contrario, ha profundizado la crisis política, económica y social en la que el país está inmerso.

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