Maradona: el último mito popular
Ya una semana del paso a la inmortalidad de Diego Armando Maradona. Y con los días se hace evidente que el astro argentino era más que un jugador de fútbol. O mejor dicho, era más que el mejor jugador del mundo. Era – y seguirá siendo – un símbolo cultural, pero sobre todo, un referente popular, el “ídolo del pueblo”, alguien con quien las masas populares supieron identificarse.
Por eso su figura trasciende el continuo espacio-tiempo. ¿Acaso existe algún rincón del mundo donde no se lo conozca o no se lo venere? ¿Podemos asegurar que “el Diego” sólo le pertenecía/e a una generación? Con sólo observar cada una de las despedidas y conmemoraciones que se realizaron a lo largo y ancho del planeta, basta para saber que la respuesta es negativa. Ya en vida, con sólo pronunciar la palabra “Maradona”, cualquier persona, en cualquier parte del mundo, sabía de lo que le estábamos hablando.
Y esta peculiaridad sólo se explica por el hecho de que las emociones y sensaciones que despertaba o generaba el fenómeno Maradona, quizás hayan sido – y seguirán siendo – uno de los pocos factores de unión entre todos los pueblos y naciones de este mundo.
Así quedó demostrado en estos días, cuando todos estuvimos hermanados en un mismo sentimiento: desde el velatorio y despedida en la Casa Rosada, hasta el emotivo homenaje rendido por los All Blacks; el minuto de silencio organizado por la Liga de Cricket de Bangladesh o el mural realizado por un artista sobre las ruinas del conflicto sirio.
Y hoy en día, esto no es poco: en un mundo cada vez más dividido y desunido, donde reina la desconfianza – condiciones profundizadas por la crisis del coronavirus y las medidas de distanciamiento social –, el olvido de las diferencias y la unión de todos los hombres por una misma causa, constituyen una luz de esperanza para el devenir de la humanidad.
Ahora bien, Maradona es un significante que representa y significa muchas cosas. Cada quien le ha dado su propio sentido. Eso sí, un sentido que ha sido construido sobre una base real: “el Diego” no sólo fue un ídolo popular por lo que hizo con la pelota. Lo fue también por su sensibilidad social, su compromiso con los más débiles y su acercamiento a los más humildes.
Ya con la pelota bajo sus pies parecía estar destinado a hacer justicia por los más débiles: los famosos dos goles contra Inglaterra en 1986 no sólo significaron la victoria y el pase histórico de Argentina a semifinales, sino que también representó – simbólicamente – una revancha y un consuelo por el dolor y sufrimiento de todo un país tras la guerra con Inglaterra por las Islas Malvinas en 1982.
Algo similar ocurrió durante su paso por Nápoles, en donde no sólo consiguió el campeonato con el Napoli, sino que también supo representar e identificarse con la lucha del sur pobre y oprimido, frente al norte rico y poderoso de Italia. Situación por la cual hoy es considerado más que un dios en esa ciudad.
Ya en su etapa adulta, proyectó esa rebeldía que tenía en la cancha hacia el plano político y social. Así, vimos a un Maradona “revolucionario”, que se plantó frente a los poderosos. Y rompiendo reglas y estereotipos, dijo e hizo cosas que incomodaron a más de uno.
Esto fue evidente en sus enfrentamientos con los autoridades del máximo organismo del futbol a nivel mundial (la FIFA) – a quienes acusó de corruptos y mafiosos – y en su participación en la Cumbre de los Pueblos celebrada en Mar del Plata en 2005, cuando junto a Hugo Chávez y Evo Morales, empezaron a construir el camino de lo que finalmente fue el “NO” al ALCA.
Ese compromiso social con los más vulnerables fue lo que también motivó al “diez” argentino a estar cerca de quienes más lo necesitaban, destacándose su participación en partidos u obras de beneficencia. Pero además, ello lo llevó a tener una activa participación política, apoyando – y acercándose – a referentes políticos y líderes populares de la región, englobados bajo lo que se dio a llamar como la “marea rosa” (el ascenso de la izquierda y centroizquierda en América Latina).
En suma, Diego Armando Maradona es y será siempre recordado como el mejor jugador de la historia. Y debemos estar orgullosos porque es nuestro, es argentino. Pero también será rememorado y admirado por ser un ídolo popular, que representando el verdadero “ser argentino”, ha logrado transcender fronteras y generaciones. Por esta razón, hoy su partida es lamentada y su figura es homenajeada en cada rincón del planeta. Es el último mito popular.